Pensamos que esos cambios son positivos, por muchas razones. Primero, por la instantaneidad. En el periodismo tradicional hay que esperar la salida del diario, su necesaria impresión. Por lo que los hechos se acumulan y se subordinan a los horarios de salida del diario. En el periodismo digital no ocurre así, las informaciones se sirven a la medida que van llegando, lo que permite a la población informarse más rápido y casi en tiempo real.
Además, con el uso de los dispositivos electrónicos, se crea un periodismo participativo, es decir, la misma población puede proporcionar información y hacer aportes de su propia cosecha. Se convierte en protagonistas de la historia, cuando antes era apenas un ente pasivo y receptor.
Para sostener un diario digital no hace falta un gran presupuesto ni tampoco un gran equipo, por lo que se ahorran costos ingentes de impresión, y se contribuye, a su vez, al sostenimiento ambiental, pues se dejan de imprimir cantidades grandes de papel.
Cualquier periodista, con voluntad y empeño, puede formar su propio diario y así hacer un contrapeso al monopolio que existe de los grandes medios de comunicación. Se podría decir que fomenta la democracia en los medios.
De esta manera, pensamos que el periodismo digital vino para quedarse y puede ser un sustituto plausible del periodismo tradicional, como ya ocurre en muchos lugares, donde diarios tradicionalmente impresos se han quedado con la versión online, porque les parece más eficiente y eficaz. Es una tendencia indetenible. Todo el futuro será digital.
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