sábado, 18 de junio de 2016

LA VIDA DEL POBRE.


Sábado por la tarde, 3: 25  cuando salían de la universidad Dominicana O&M,  los estudiantes  que están cursando el monográfico, mientras caía un fuerte aguacero.

Los charcos de agua, el tapón de la independencia y las sombrillas de las mujeres que no querían mojarse el pelo, era el panorama que se registraba en la zona, mientras otras se hacían un tubi y colocaban gorritos plásticos sobre su cabeza.

Cuando campo el diluvió que duro casi una hora, todos caminaron hacia la parada del metro el cual sería el  medio de transporte para la ocasión,  un compañero de aula llamado José Alberto Acosta, quien con su sombrilla nos sirvió de guiaba, los guardias en la puerta de acceso a la estación, el piso mojado y la fila de las personas que recargaban su tarjeta para abordar el tren.


Ya dentro del vagón que llego a la estación Centro de Los Héroes, para iniciar el recorrido que nos llevaría hasta la estación Juan Pablo Duarte, para abordar la segunda línea, con destino al kilómetro Nueve de la Autopista Duarte.  

Lo peor de todo era que la lluvia parecía caerme atrás, porque mientras más me acercaba a mi destino final, las torrenciales aguas eran más fuertes, lo que me mantenía preocupado, lo que para una señora que viajaba con unas botas de goma y una capa de plástico parecía ser normal.

Ya a las 4: 40 minutos habíamos llegado a la estación María Montes, donde toco esperar que campara un poco el agua, para poder salir y montarme en un carro de concho, el cual me llevaría hasta la entrada de Los Alcarrizos, lugar donde resido.

A pesar del aguacero que estaba cayendo  y de las enfermedades respiratorias que se han vuelto comunes en  la mayoría de las personas, muchos la  desafiaban  y salían a mojarse.

Cuando logro salir de la estación del metro, me monto en un carro que tenía los asientos mojado y para colmo un hoyo en el piso que salpicaba al que iba pegado a la puerta izquierda y los cristales no pasaban de la mitad, los limpia-vidrios no funcionaban.

Llegue a mi casa a las 7PM de la noche que parecía un pollito mojado, culpa del deterioro que tenía el carro Toyota Corola color dorado, modelo 84, perteneciente a la Confederación Nacional del Transporte CONTRA.

Así fue el trayecto de la universidad a mi casa, gracias a Dios, todo salió bien y pude llegar a mi casa.


 Hitler Ramón Peguero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario